Somos Tiempo [ David Grinberg ]

Estamos hechos de agua, sangre, células, ADN… pero también estamos hechos de tiempo que marca cada respiración, cada latido, cada palabra y hasta cada uno de nuestros pensamientos.

El tiempo compone desde nuestro nacimiento hasta nuestra muerte: la niñez, la pubertad, la edad adulta y la vejez.

Y por supuesto cabe preguntarse ¿Qué es el tiempo?

Hace más de un siglo que sabemos gracias a Albert Eintein y su Teoría de la Relatividad Especial (1905) que el tiempo depende de la posición del observador y de lo observado, así como de la velocidad de los mismos.

¿Y si lo observado y el observador están en el mismo sitio y en el mismo espacio?

Es decir ¿Cómo percibimos el tiempo en nuestro propio ser?

Peter Gadish un gran amigo y profesor del Colegio del Teatro de Barcelona se percibe a si mismo como de treinta años y solo cuando un espejo se atraviesa en su camino mira sus más de seis décadas, aunque de todos modos no esta seguro de ser como la imagen que le muestra su reflejo.

El tiempo es hasta cierto punto relativo también en nuestros cuerpos que no se mueven de la tierra ni alcanzan velocidades cercanas a las de la luz.

El teatro es sin duda un arte del tiempo, en lo que dura una función puede pasar una vida o hasta varias generaciones. Algunos dramaturgos como Vicente Leñero (México 1933) en La Visita del Ángel se divierten poniendo en escena el tiempo cotidiano que toma hacer una sopa, desde que se sacan las cosas compradas en el mercado hasta que se sirve en la mesa mientras el publico quisiera ver otro tipo de acción que no sea lavar y picar verduras hasta que entra en un tiempo aparentemente real que provoca una conexión especial con el personaje.

Y la pintura ni hablar, es el arte de guardar un instante hasta le eternidad.

Nos gusta jugar con nuestras máquinas del tiempo, queremos acelerarlo con nuestros pasatiempos y aprisionarlo con nuestras cámaras, queremos manejarlo, usarlo y hasta desperdiciarlo.

Solo nuestras funciones primarias no permiten grandes variaciones; nuestros corazones laten y nuestra respiración nos mantiene vivos. a un mismo ritmo nos recuerdan que no usamos el tiempo, si no que estamos hechos de él como si fuera una sustancia igual de importante que nuestra sangre y nuestra piel.


© David Grinberg Preciado
Es editor del blog www.yosomos.com y por razones de tiempo no pudo estar con su cuerpo en la segunda edición del Forum de las Experiencias.